miércoles, 8 de abril de 2009

PONGO EN TUS MANOS ABIERTAS.




Los recuerdos de mi infancia, las alegrías vividas y compartidas a tu lado. Las anécdotas de tu vida, los cuentos que me relataste. Fui tu única nieta mujer, y por eso era la más consentida. Esperaba con ansias, la llegada del fin de semana, así lo iba a compartir con vos a tu casa. Me vienen a la mente, las fábulas de Esopo, las que cada noche me leías. Los cuentos del Tesoro de la Juventud, libros antiquísimos ahora, que quizás alguien los recuerde. Tenías la colección completa, y siempre me decías, algún día estos libros, estarán en tus manos. Trabajabas de rector, en una escuela secundaria, y a veces me pasabas a buscar, para que compartiera un día completo con vos, en tu labor. Me acomodabas en la biblioteca, para que mientras tanto, me deleitara en la lectura. De regreso hacia tu casa, me preparabas la leche chocolatada, la que siempre saboreaba con gran placer. Compartíamos los capítulos de Bonanza, y rememoro tus ojos fijos frente al televisor, para no perderte de nada. Me observabas crecer, me mirabas fijamente, con tus hermosos ojos, color azul. ¡Cuántos recuerdos fastuosos, que me dejaste de aquel ayer! Fuiste el que le dio color a mi infancia, la que me colmó el alma de luz. ¡Si supieras abuelo querido, cuánto te extraño! Que te tengo eternamente en mis sueños, y en ellos vuelvo a aquellas épocas. Un fin de semana, mamá no me llevó a visitarte. Y yo entre berrinches, no advertía el porque. Me llevó a casa de una amiga, y ahí me dejó. Por teléfono, le preguntaba sobre vos, mamá me respondía, que me mandabas muchos besos, me expresaba cuánto me querías. Cuando fue a buscarme, lo primero que indagué fue por vos. No sabía como revelarme, que habías partido de este mundo. No pude despedirme ni siquiera con un beso. Me perdí de verte cuando estabas enfermo. Quizás quisieron protegerme, para que no sufriera, lo que te estaba sucediendo. Te lloré con toda mi alma, inclusive me había enojado con mamá, por el hecho de haberme ocultado, lo que en realidad, estaba pasando. Pongo tus manos en mi infancia, ya que colmaste de alegría mi vida. Me llenaste con tu amor de abuelo, sólo dejaste cultivados en mí, los mejores recuerdos. Hoy me acompañan, tus queridos libros. Aquellos que me habías prometido. La colección completa del Tesoro de la Juventud. De los cuales, fui aprendiendo mucho de ellos. No sólo de cuentos, sino también, sobre historia, geografía, biografías, poesías, y no sé cuantas cosas más. Los cuales me ayudaron no solo en la evocación de mi infancia. Sino también a poder hoy dedicarte esta poesía.

En memoria a mi Amado Abuelo Jaime Lerner. Nacido el 20 de mayo de 1912, y fallecido el 3 de mayo de 1979.

Sonia Viviana Lacanette.
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Mi nombre es Sonia Viviana Lacanette. Un especial agradecimiento a Juan Cruz Acosta por su ayuda en el blog, otro Gran Joven Poeta.