jueves, 12 de junio de 2008

ASIGNATURA PENDIENTE

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Pasaron muchos años,
de ir y venir, con charlas telefónicas.
Algún mail que otro de por medio,
y el glorioso encuentro en la sala de chat,
todas las mañanas.

Disfrutamos nuestras épocas de encuentros fortuitos,
cuando vos salías de tu oficina y yo de la mía,
para encontrarnos para dialogar,
tomar un café, y compartir agraciadas palabras de amor.

Eternamente asumimos en claro la situación,
no había compromisos de por medio.
Solo nos unía esa magia especial,
que nació desde el día en que nos conocimos.

Imaginar por las madrugadas,
que nos percibíamos desde el lucero,
que se asoma al anochecer,
colocarle nombre a las estrellas,
suponiendo que una eras vos,
otra era yo.

Cuando hicimos el amor por primera vez,
parecíamos dos adolescentes,
con sus nervios y prevenciones,
a ser descubiertos.

Sabíamos los dos,
a lo que nos estábamos exponiendo,
y sin embargo, seguimos con lo nuestro.

Los años acontecieron,
y nuestra vía de comunicación,
rebotó a ser la de antes.
Los mails, el chat,
las llamadas telefónicas,
y los mensajes de texto.

Las palabras de amor siempre presente,
en nuestras conferencias,
prometiéndonos amor eterno,
si bien no hubiesen encuentros de por medio.

Cada uno tiene su vida por su lado,
y sin embargo, nos enredamos a querernos,
a amarnos, aunque fuese en secreto.
Y llegó de nuevo, el instante tan esperado.

Encontrarnos y vernos de nuevo.
Sabíamos a lo que nos volvíamos a exponer,
y sin embargo, nos animamos a aventurarnos.

A que ese encanto siga reinante como siempre,
o ver si esos pasiones,
forjadas en palabras mediante
nuestras comunicaciones,
seguirían latentes.

Volvimos a hacer el amor,
después de mucho tiempo.
Nos fundimos en un solo cuerpo,
degustamos de nuevo,
aquellos besos, de otro tiempo.

Nos parecía todo muy raro,
el reencuentro tan anhelado,
después de tantos años.
Ya no se hallaban los mismos temores,
ni el miedo a ser sorprendidos.

Nos regocijamos tranquilos de ese momento.
En pleno acto de amor,
se me escapó un "te amo".
Y tu semblante se modificó completamente,
se tornó en un nuevo miedo.

Bebimos un café,
y nos pusimos a trabar conversación.
Otra vez dejándote en claro,
que no esperaba nada a cambio,
solo complacernos el uno del otro.

Que yo continuaría con mi vida,
y vos con la tuya,
y que todo estaba más que claro.
Nos despedimos con un beso,
y otra vez retornamos a la vieja
vía de comunicación.

Y de tu boca y en tus escritos,
comenzaron a evaporarse,
los "te quiero",
el "te extraño",
el "quiero que estemos juntos".

Apenas lo advertí,
te lo planteé y me explicaste,
que era producto de la sensibilidad
del reencuentro,
que nada había cambiado.

Y sin embargo,
hasta la magia empezó a esfumarse,
el teléfono que dejó de sonar,
y hasta la plena ignorancia
tuya hacia mi,
en plena sala de chat.

¿Te asustaste?
¿Pensaste que iba a solicitar algo a cambio?
¿Qué me concedieras un poco más de tu tiempo?
No… simplemente caí en la conclusión,
que después de tantos años,
lo único que había quedado para vos,
era una asignatura pendiente.

La alianza mágica, que alguna vez constó,
se esfumó como por arte de magia.
Ahora sólo existirán los viejos recuerdos,
de aquella primera vez que nos conocimos,
y el resto quedará en la nada.

Ya que la asignatura pendiente,
ya fue cobrada.

Sonia Viviana Lacanette.
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Mi nombre es Sonia Viviana Lacanette. Un especial agradecimiento a Juan Cruz Acosta por su ayuda en el blog, otro Gran Joven Poeta.