viernes, 26 de septiembre de 2008

UN CANTO A LA VIDA (DEDICADO A MI MAMÁ DEL CORAZÓN)







Naciste un 1 de Junio de 1913, en la ciudad de Olavarría.
En una coacción de tu vida, tuviste que huir de tu ciudad, a causa de la edad de tus 20 años, existía allí la trata de blancas.
Toleraste las más horribles vejaciones, que te estamparon para toda tu existencia.

Llegaste a Buenos Aires, en busca de perspectivas nuevas. Para dejar atrás todos esos horrendos eventos.
Te promoviste en la búsqueda, de algún empleo. Y mis abuelos, te dieron alojamiento en su casa.
En forma de gratitud, resolviste ser la cocinera del nido. Cooperaste en los nacientes pasos de la adolescencia de mi mamá y mi tía.

El tiempo fue aconteciendo, y tocó alguien a tu vida. El cual creías que iba a ser tu compañero para todos tus tiempos.
Más no tardó en rebasar reiteradamente el desencanto, advertir que te estaban hiriendo nuevamente.

Ya habías partido de la morada de mis abuelos, para emprender tu desconocido vuelo.
Había quedado una gran amistad con vos entre ellos. Y te crearon parte de la familia.
Los ciclos siguieron pasando, y vos en tu soledad, te hallabas en el cuarto de un hotel.

Mamá tenía que ir a trabajar, no tenía con quien me podía dejar.
Te presentaste a vivir a casa, y en ese santiamén me innovaste la vida.
No sabía si convocarte Cholita como te decían, y te indagué si aspirabas que te dijera tía. Tu respuesta fue inmediata. Me exclamaste sobrinos tengo muchos, pero la vida no me ha regalado ningún nieto.
Ora que por lo que te había ocurrido de joven, los espantos que tuviste que transitar, te restringieron el derecho de alcanzar a ser mamá.
Encabecé a llamarte abuela. Cada vez que oías ese término de mi boca, tus ojitos se atiborraban con un resplandor especial.
Nos fuimos acercando la una a la otra, cada día más y más.
Recuerdo que me parabas a lo alto de un banquito, para que te observara cocinar, y así instruirme para educarme tus secretos, de los deleites que en cada receta preparabas.

El día de mi primera comunión, me compraste mi primer par de aros con strass.
Se avecinaba el momento de mi confirmación, con gran orgullo fuiste mi madrina.
Las dos paradas frente al altar, absorbiendo la bendición, de ese episodio tan sublime, que uno adopta de la mano de Dios.

Cuando emergía de la escuela, me esperabas parada en la puerta de casa.
En la mesa constaba el almuerzo ya dispuesto, y al finalizar de almorzar examinabas mi tarea, al lograr la hora de la siesta, me exigías a descansar.
Mientras yo refunfuñaba, porque a tu lado codiciaba estar, no me renunciabas escalar esos espacios de descanso, que poseías por tradición efectuar.
Fui creciendo a tu lado, me tutelaste por el pasaje a seguir. Al filtrarse el incidente más espeluznante de mi pequeñez, en el cual me habían desarraigado mi inocencia.
Fuiste la única, que sabía en carne propia, por lo que yo estaba resistiendo.
Ambicionabas fortalecerme junto a tu dolor, mas me encauzaste para continuar adelante.

Mi mamá, seguía trabajando, y era escaso el lapso en que la veía.
Y abordé a mirarte, con ojos de hija.
En verano, te tomabas vacaciones, para visitar tu ciudad, ver a tus hermanos y sobrinos. Por supuesto, que en esos viajes, yo te acompañaba.
Mi memoria estaba suministrando un giro, ya no eras mi "abuela postiza", La Cholita, eras "mi mamá del corazón"
Un obsequio de Dios, que había puesto en mi camino, para que no tuviese que coexistir casi de pupila en el colegio.
Puesto que te hiciste cargo de mí, mientras mi mamá prorrogaba con sus yugos.
Tu temor no me querías emitir, ya que sabías que por mucho tiempo más no ibas a existir.

Tu enfermedad, cada día se agravaba más. Para que yo no me enterara, de tu lado, me querías ahuyentar. No faltaba mucho, para que de este mundo tuvieras que partir.
Mis años rondaban entorno a vos, el amor que yo profesaba, de mi espíritu, florecía más y más.

Cuando concluí la primaria, tu orgullo más grande, fue otorgarme mi diploma de egresada.
Nos cambiamos a otro barrio, e inicié mis pasos por la secundaria.
Compañera, amiga, mamá y confidente. Perpetuamente punteaste mis pasos.

Un día al retornar del colegio, noté que no te habías alzado de la cama.
Con ojos llenos de lamentos, me indicaste que llamara a mamá al trabajo, para que te alcanzáramos al hospital.

¡Maldito día aquel!
Te dejaron internada, y no retornaste a casa conmigo .A la salida del colegio, me escapé hasta el hospital a saludarte. Y ya tu mente no registraba a nadie, vagabundeabas en tus historias, y recapitulabas tu infancia.
Mamá expresaba que pronto ibas a sanar. Más yo no quería acceder a esa triste realidad.
A la única persona que reconocías era a mí, te acordabas de mi nombre y sabías quien era.
Las enfermeras dialogaron con mamá, le revelaron lo que tu cuerpecito, tan achicadito y corroído por los años, estaba acaeciendo.
Mamá te conversaba y le indagabas quien era. Y ella no conseguía comprender, como tu instinto era a mí, a la única que registraba.
El 12 de junio en mi última visita, me rodeaste con tus brazos, y de tu boca, resurgió un hermoso "Te quiero", hacele caso a tu mamá, y sé una piadosa chica.

Me llevaron a la casa de la abuela Adela, ya que otra vez, no tenía con quien quedarme.
Cada vez que el teléfono sonaba, mis oídos estaban atentos, a lo que se decía por medio de él.
A las 3 de la madrugada, de un 13 de junio.
Llegó mamá a la morada de Adela, me desperté y entre gritos imploraba que me revelaran lo que estaba transcurriendo.
No me había dado cuenta, que el día anterior, de mi te estabas despidiendo.
Mi mente se puso en blanco no quería consentir la comunicación, que se estaba dando, que de este mundo habías partido.
Intenté vestirme, con mis ojos lacrimosos. Y marchamos hasta la casa velatoria.
Había una multitud impresionante, ya que perennemente fuiste muy querida.
Me arrimé a ver tu cuerpito inerte, y debajo de tus manos dejé una carta, mi primer diente y un rosario.
De mi garganta prorrumpió un grito desgarrador, y me enfurecí con Dios.
Me estaba quitando a "Mi mamá" del corazón.

Fueron sacando poco a poco, las fotos tuyas que yo tenía atesoradas. Y mi bronca crecía más y más.
Proyectaban que de vos me olvidara.
Y no pudieron lograrlo, ya que aún después de tantos años, recuerdo tu rostro arrugadito, el calor de tus suaves manos, la remembranza de cuando por las noches me arropabas, antes de dormirme.

Ya soy una mujer grande, y mi vida he realizado.
A pesar que los años fueron rebasando, las evocaciones están vivas eternamente en mi ser.
De aquella infancia dorada, de la cual forjaste mis caminos.
Es incuestionable, no me dejaron ni una sola foto tuya, pero no ganaron que olvidara de toda tu existencia.

Hoy este escrito, no la hago en forma de poesía.
No me salen las palabras, ni puedo con la rima. Porque no lo intento tampoco, ya que es un homenaje, que hoy te hago. Por los años de felicidad que le diste a mi niñez, por continuar siendo "Mi mamá querida".
Me costó mucho salir adelante, y asumir que en verdad no eras mi mamá, que eras La Cholita.
La que se escapó de su ciudad, y llegaste a ésta para desparramar tu amor por doquier.

No la culpo a mi mamá, por no haber figurado parte de esos años.
Ya que salía a buscar el sustento para el hogar.
Pero si tardé en ver, que ella era mi mamá. La que me había parido y dado la vida.
La que me había traído a este mundo, y por causas ajenas que ella no esperaba, no pudo detenerse en ciertas épocas mías.

Nélida Florencia Farias, "La Cholita",al escribir estas letras  puse de música de fondo, el Himno al Amor.
Porque fuiste y serás inmortalmente un himno en mi preexistencia, porque de puro amor me fraguaste.

Transcurrieron casi 25 años de tu partida. Y mi alma, aún te registra como mi mamita querida.
De ningún modo te dije un adiós, sino un hasta luego. Porque estoy segura que en algún momento, nos volveremos a tropezar y estaré de nuevo a tu lado.

Te Amo y te extraño "Querida Mamá".

Nélida Florencia Farias nació un 1 de Junio de 1913, para abandonar este mundo un 13 de Junio de 1983, a los pocos días de haber cumplido su aniversario de cumpleaños número 71.




Sonia Viviana Lacanette
Copyright
Código de registro 0806020709141


No hay comentarios:

Mi nombre es Sonia Viviana Lacanette. Un especial agradecimiento a Juan Cruz Acosta por su ayuda en el blog, otro Gran Joven Poeta.