Y se convirtió en ángel,
quien sabe porque sucedió.
No hay razones ni explicaciones,
que consigamos entender,
cuando alguien se nos va.
Sólo nuestro Ser Supremo,
tiene la respuesta.
Quizás precisaba un ángel más,
que integrara en el paraíso una estrella.
Cuando alguien parte de este mundo terrenal,
nos sentimos abatidos por el dolor,
pero si alcanzamos ver con el alma,
percibiremos que a ese ángel,
lo hallaremos, en el sol,
el mar y las estrellas.
Dios se lo llevó sin aviso,
y nos indagamos eternamente el porqué.
Nos sentimos vacíos y desanimados del dolor,
por la ausencia de un ser amado.
Y emprendemos nuestro duelo,
que siempre es irremediable.
Más yo creo que ese ángel,
desde el cielo, nos resguarda,
nos mira y sufre si nosotros sufrimos.
Pero su esencia, ya reposa en armonía,
sólo se nos fue de la tierra,
pero en nuestro espíritu siempre habitará.
Quizás suene egoísta lo que pienso,
pero es la única razón que hasta ahora logro encontrar.
Vivió años de amor y alegría,
pero llegó el momento de su partida.
Y siempre tendremos,
en nuestro corazón
a cada ángel que Dios elija llevar.
Siempre fui una creyente,
que Dios elige a cada ángel,
ya sea por su sendero,
que tuvo sobre la tierra,
o por las sabidurías
que nos hayan dejado en ella.
Todos somos aves de paso,
en esta vida ,y llega un momento,
que es el de la despedida.
Y nos resulta lastimoso,
ver que nuestros seres queridos,
nos abandonan.
Para bautizarse en ángeles,
y velarnos desde el paraíso,
ese que Dios que nos ha dispuesto,
para sentarnos sobre su regazo.
Y él se convirtió en un ángel más del cielo,
porque nuestro Ser Supremo ,
así lo quiso,
ahora descansa entre otros seres queridos,
y hasta con el propio Jesucristo.
Sonia Viviana Lacanette
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